CAMINANTE
La tarde se tiñe la piel del rostro a deshora de tarde somnolienta,con pasar de siesta norteña y sonidos de pájaros menudos e inquietos revoloteando entre las ramas de los árboles;como asiéndose a los brazos de castaños y nogales,olmos inhiestos,chopos mayúsculos.El sonido
también se hace agua al caer y nacer en la Fuentona como guardando secretos que fueron y pasaron hace tanto tiempo.
Tierras de valles,de trasiego y de viajes,en medio de bosques,de cajigas o robles,hayas y serbales,castaños y fresnos,avellanos y tejos;te confieren,te dibujan un paisaje que huele a montaña,que baja hacia el mar,siempre el mar.Son Peñas.
KETTY IBÁÑEZ
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