Surcando la cotidianidad amable latiendo está la tarde, cuando el sol ya vencido se inclina
durmiéndose en el horizonte;tu recuerdo vuelve insistente y me lleno de dudas y me acechan
los miedos.Pero no se quedan,pasan de largo.
Recuerdos desperdigados por los rincones de la casa.
He pedido un deseo...¿sólo uno?,no cientos.
Un alma serena en la que tumbarse unos ojos,entrega te vuelves mientras son los besos los que
quedan atrapados.Vida entre lo dulce y lo amargo-aquí sigo-,como se queda la tarde conmigo
a solas.Pido un deseo como un mensaje cifrado,entreabierto,que vive entre tus labios.El susurro
de un te quiero.
Sueño verte,casi es un quejido de amor que el aire encierra.Pido un deseo más-una eternidad contigo- para gastarla,para ser lo que somos.Un día cualquiera pondré nombre a ésto y le buscaré
un rostro.
Pretendo estar aquí a tu lado y entretanto que el azul de la noche se lleve los fantasmas,mientras permanecemos fuertemente entrelazados.
Pido un penúltimo deseo...que ya se sabe que no existe último.Que el AMOR, ESE PERFECTO
VERSO- se quede conmigo mientras el sol cae desvanecido,languideciendo la tarde y el relente
de la noche trae un escalofrío.
KETTY IBAÑEZ
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