Ahora que se ha roto el último eslabón de la cadena de tesoros albergados en la memoria y el corazón.Recuerdos de infancia.De lo que se ha tenido bajo el azul limpio,de lo infinito y mayúsculo.Los sonidos y olores de otoños y largos inviernos,las voces de lo que tanto se amó y se quiso bajo primaveras y estíos.
Armarios llenos de almanaques,diarios,albúmenes de fotografías en sepia-gris-blanco y negro-estanterías repletas de libros,enciclopedias,doctrinas,tratados,novelas.
El solitario piano sosteniendo dos candelabros en plata magníficos,donde no hay partitura sólo en el aire sabor a partida.
Los espejos,los cuadros,los antiguos retratos de aquellos que hace mucho se han ido y nos dejaron;tantos relojes dispuestos y a salvo,a un paso del tiempo indefinido.
El comedor en silencio,mientras de entre los visillos se escapa del sol-haciendo guiños-algún rayo tímido.La salita,el salón y los cuartos,todo en silencio,el recuerdo de antaño.La estufa que nos mira,muda la gramola,la máquina de coser en su rincón a oscuras,el perchero y el callado piano,el reloj de cuerda con sus números romanos,la caja de costura,los libros por todos lados;los ojos de la abuela color esmeralda,su sonrisa,recuerdos de infancia que han huido.¡Qué huérfana la tarde,sin ella,se ha quedado!
Caminando a casa que es como decir caminando hacia el alma que fuimos...
KETTY IBAÑEZ.
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