jueves, 4 de junio de 2015

El cuello.RELATO

El cuello

La escena transcurre entre visillos y sombras,tranquila y serena.
Por el ventanal entra como testigo mudo el primer rayo de sol
de una incipiente primavera, esparciendo el primer calor a la
alcoba como si se tratara de un invitado al cual se espera.
Son tantos los días llovidos,esparcidos en los que tenerse a solas,
en medio del cuarto en silencio y el tiempo que se escapa escurridizo,
amenazando irse pronto;que no basta retenerlo entre las manos
y decirle "hoy más que nunca eres nuestro".
La atmósfera cálida y temblorosa inunda de tibieza el aire,diciéndole
muy quedo "ven que desespero".Mientras dos cuerpos desnudos se 
abrazan estrechándose aún si cabe con más fuerza.Pasión,susurros,
y besos andan de puntillas y en zapatillas en medio de una habitación
que no está a solas,ni tan siquiera a oscuras.
Espacio íntimo y secreto donde alargando la mano todo puede tocarse.
Es un pequeño rincón de luz y en su regazo acomodadas dos almas,
lugar donde el tacto es el primero de los sentidos que se enciende para
luego ser el último en extinguir y apagarse.
Los dos amantes se tienen apartados del mundo mientras las horas
acurrucadas huyen de prisa ansiosas e insaciables.
Todo sabe a poco y es el deseo quien pugna con el tiempo para que no 
se queden solas la mañana,la brisa y el aire.Y en ese preciso instante
en que sus ojos se miraron él alargó su mano y la tomó por la nuca,
acercándosela.Buscó sus labios ansioso y sus bocas se encontraron,
fundiéndose en unos apretados besos dueños de una misma boca.
El se entretuvo y exploró su cuello para dejar allí sin palabras un mensaje
cifrado sólo con deseo,su más personal e íntima impronta.
Sus dedos se adentraron entre su pelo,con su lengua avanzó surcando
cada poro,cada milímetro de aquel sensual y largo cuello.Entregándose
su boca y sus manos en saciarse y jugar con aquel tallo,y con sus orejas
como acariciando dos pétalos.
La boca del amante fue esponja que humedeció aquel cuello,deteniendo
y parándose unos instantes quieto en rincones desconocidos,ahora sólo
suyos porque él es el dueño.
Después de avanzar con su lengua ávida y experta abriendo surcos,
dejando huellas.
Su cuello regalo de placer,mástil de excitación,conmoción y estallido
de sensaciones;junco que despierta el instinto,haciendo de cada
caricia un pequeño y sensual verso.
Juntos entre las sábanas olvidadas el amante se extiende sobre ella
bañando todo su cuerpo de tibieza de besos,ansias y despertares nuevos.
Ella se arquea y echando su cabeza hacia atrás le ofrece una y otra vez
su garganta y su cuello.Y al final,sucumbir.
Aparece la calma,todo alrededor mudo y quieto.
KETTY IBAÑEZ.

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