martes, 12 de abril de 2016

EL CUELLO

EL CUELLO

 La escena transcurre entre visillos y sombras tranquila y serena.Por el ventanal entra como testigo mudo el primer rayo de sol de una incipiente primavera,esparciendo el primer calor a la alcoba como si se tratara de un invitado al cual se espera.
 Son tantos los días esparcidos en los que tenerse a solas,en medio del cuarto en silencio y el tiempo que se escapa escurridizo amenazando irse pronto;que no basta retenerlo entre las manos y decirle "hoy más que nunca eres nuestro". 
 La atmósfera cálida y temblorosa inunda de tibieza el aire diciéndole muy quedo "ven que desespero".Mientras dos cuerpos desnudos se abrazan estrechándose aún si cabe con más fuerza.Pasión,susurros y besos andan descalzos y de puntillas en medio de una habitación que no está a solas,ni tan siquiera a oscuras.Espacio íntimo y secreto donde alargando la mano todo puede tocarse.Es un pequeño rincón de luz y en su regazo acomodadas dos almas enamoradas,lugar donde el tacto es el primero de los sentidos que se enciende para luego ser el último en extinguirse.
 Los dos amantes se tienen apartados del mundo,mientras las horas acurrucadas huyen deprisa ansiosas e insaciables.Todo sabe a poco y es el deseo quien pugna con el tiempo para que no se queden solas la mañana,la brisa y el aire.Y en ese preciso instante en que sus ojos se miraron él alargó su mano y la tomó por la nuca acercándosela.Buscó sus labios ansioso y sus bocas se encontraron fundiéndose en unos apretados besos para ser una misma boca.Él se entretuvo y exploró su cuello para dejar allí sin palabras un mensaje cifrado sólo con deseo.Sus dedos se adentraron entre su pelo,con su lengua avanzó inspeccionando cada poro,cada milímetro de aquel sensual y largo cuello.Entregándose su boca y sus manos en saciarse y jugar con aquel tallo,y con sus orejas como acariciando dos pétalos.
 La boca del amante fue esponja que humedeció aquel cuello,deteniéndose unos instantes y quedarse quieto en rincones desconocidos ahora sólo suyos;porque sólo él es el dueño.Después de avanzar con su lengua ávida y experta abriendo surcos,dejando huellas.
 Su cuello regalo de placer,mástil de excitación,junco que despierta el instinto haciendo de cada caricia un sensual verso.Juntos entre las sábanas olvidadas el amante se extiende sobre ella besando todo su cuerpo;de tibieza,ansias y despertares nuevos.Ella se arquea y echando su cabeza hacia atrás le ofrece una vez más su garganta y su cuello y al final sucumbir.Aparecen la calma y todo alrededor mudo y quieto.

Ketty Ibáñez 

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